No hace falta sumergirse en el Cantábrico para comprobar que es un mar vivo. Los más pequeños de sus habitantes, los microorganismos que forman el fitoplancton, pueden verse desde el espacio. Los fotografió el satélite 'Terra', de la NASA, que orbita nuestro planeta a 750 kilómetros de altura. Desde casi el doble de la distancia a la que se encuentra la Estación Espacial Internacional, los microorganismos se ordenan en gigantescos remolinos verdeazulados.
El fitoplancton está en la base de la cadena trófica marina. De él se alimentan las ballenas y muchos de los peces que acaban en nuestras mesas. Para desarrollarse, necesita de nutrientes y luz solar, usando la fotosíntesis para crear energía como hacen sus parientes las plantas terrestres. En la imagen del satélite de la NASA, la mancha de intenso azul que es el Cantábrico se ve interrumpida por los bancos de microorganismos, una nube en la costa del País Vasco francés y los sedimentos arrastrados hasta el mar por ríos como el Gironda, la herida que se abre en la costa francesa.
El 'Terra', lanzado en diciembre de 1999, gira alrededor de nuestro planeta en órbita polar. Con seis años de vida útil y del tamaño de un autobús escolar, estudia cómo interactúan la atmósfera, los continentes, los océanos, la biosfera y la energía solar.antiguos de los que hay pruebas incontestables de que fueron encendidos intencionadamente.