Cuatro universitarios vascos han conseguido pasaje en el 'Cometa del vómito' de la
Agencia Espacial Europea (ESA), un avión que hace vuelos parabólicos durante los cuales se experimenta la ingravidez. Es como una montaña rusa; pero a lo bestia: 31 ascensos pronunciados y otros tantos descensos en menos de dos horas. Un reto para los estómagos de Ibai Diez, Francisco Javier Acibo, Kizkitza Gurruchaga y Ainara Blanco, estudiantes de Física y Geología que ultiman en la
Universidad del País Vasco (UPV) los preparativos para la aventura que vivirán a principios de julio.
Astronautas y científicos se suben a aviones como el 'Airbus 300 Zero-G' para probar material que luego viajará al espacio. Lo hacen desde hace décadas. Además, la ESA organiza desde 1994
vuelos parabólicos en los que participan investigadores menores de 28 años con sus experimentos. La de este año es la séptima campaña para universitarios y la tercera a la que se ha presentado el equipo cuyos tutores son Manuel J. Tello y Juan Luis Mañes, catedráticos del Departamento de Física de la Materia Condensada de la UPV. Los cuatro alumnos cuentan los días que faltan para despegar del aeropuerto de Burdeos-Merignac en el aparato de la firma francesa
Novespace que, además de la ESA, usan otras agencias espaciales y empresas.
Arriba y abajo
"Ibai, Francisco Javier, Kizkitza y Ainara grabarán en vídeo en el avión una demostración didáctica para que los alumnos de Primaria y Secundaria entiendan lo que significa la gravedad", explica Tello. Los experimentos por los que han sido seleccionados son muy sencillos y mostrarán a los escolares cómo cambia el mundo cuando no hay arriba ni abajo. Los profesores estarían encantados de meterse en la piel de los alumnos, enfundarse el mono de la ESA y montar en el 'Cometa del vómito'; pero el vertiginoso viaje está reservado a los jóvenes científicos.
Simular la microgravedad en laboratorio es imposible. "La antigravedad no existe. Sin salir al espacio, lo más parecido a la ausencia de gravedad es lo que uno sentiría en un ascensor que entrara en caída libre, como hace este avión", indica Mañes. Cada parábola dura 65 segundos y se divide en tres fases: una primera en la que el avión sube a toda potencia durante 20 segundos; una segunda en la que el empuje de los motores se reduce al mínimo, el aparato entra en caída libre y su trayectoria describe una parábola -dura unos 20 segundos y es cuando se suspende temporalmente la gravedad-, y una tercera de descenso en la cual la aeronave recupera el nivel de vuelo original. En un minuto, el avión, asciende 2.500 metros -de los 6.000 a los 8.500- y desciende otro tanto.
Cada equipo -hay 32 de Europa y Canadá, seleccionados de 57 aspirantes- se divide en dos parejas que montan una vez cada una en el 'A300 Zero-G'. A la hora de la verdad, los jóvenes científicos dedicarán algunas parábolas a que el cuerpo se habitúe, unas veinte a los experimentos y las últimas a disfrutar de la ingravidez en una zona del avión en la que se puede flotar con libertad. Al final, habrán vivido diez minutos en microgravedad y habrán grabado cada experiencia científica dos veces como mínimo. La tripulación de la aeronave está compuesta por tres pilotos de la ESA que se relevan a los mandos del avión cada diez parábolas.
En la pista de despegue
El grupo de la Facultad de Ciencias de la UPV tiene ahora que diseñar la estructura -'rack', en jerga espacial- con los experimentos y las cámaras de vídeo que se anclará al fuselaje, obtener dinero para cubrir los gastos de material y desplazamientos, y pasar los exámenes médicos. "Como hay muy poco tiempo entre parábolas, debe ser muy sencillo cambiar las cámaras de posición para que graben en cada momento el experimento que se esté haciendo", puntualiza Tello. Los tutores han entrado ya en conversaciones con la ingeniería vasca
Sener, que ha construido varias piezas de la
Estación Espacial Internacional (ISS), para la fabricación del 'rack'.
Los jóvenes investigadores esperan que la parte de los gastos que no cubre la ESA -unos 15.000 euros para la construcción de material y el transporte- sea cubierta por instituciones y empresas vascas. El último paso consistirá en superar el examen médico necesario para sacarse la licencia de piloto privado. Los cuatro universitarios podrán entonces disfrutar de una experiencia única, flotar en el aire. Será en julio.
EL MUNDO SIN GRAVEDAD
La gravedad nos empuja contra el suelo -estemos en el Ártico o en la Antártida, en España o en Australia- y es más fuerte en la Tierra que en la Luna y en ésta que en un asteroide. En atracciones de feria como 'El vuelo del Fénix' de
Terra Mítica -una caída libre desde 60 metros-, se experimenta cierta flotabilidad. Dura menos de un segundo y uno casi no se da cuenta. En los 20 segundos de ingravidez de cada parábola del 'Airbus 300 Zero-G', da tiempo a hacer experimentos. Ibai Diez, Francisco Javier Acibo, Kizkitza Gurruchaga y Ainara Blanco han diseñado las siguientes experiencias científicas:
1.
El peso. Se utilizará una balanza de muelle para observar como varía el peso de un objeto por las distintas fases del vuelo: preaceleración, parábola de caída libre y recuperación final de la altitud.
2.
El chorro de agua. Se usará un depósito lleno de agua, con un pequeño agujero. En presencia de gravedad, el agua sale por el orificio. ¿Qué ocurre en microgravedad?
3.
Los globos. Comprobar cómo, en ingravidez, un globo inflado con helio y otro con aire se comportan igual: flotan. En la Tierra, el de helio sube; el de aire cae.
4.
Pintar. Intentar escribir en ingravidez con un bolígrafo y un lápiz. La teoría dice que hacerlo con el primero será imposible porque la tinta no fluye hacia la punta.
5.
Magnetismo. Poner virutas de hierro sobre un papel y ver cómo se comportan con gravedad y sin ella cuando se acerca un imán por el otro lado del papel.
6.
Los líquidos. Enseñar cómo el agua coloreada de una caja transparente tiende a formar gotas en ingravidez y a permanecer junta en gravedad.
7.
El paracaidista. Soltar un paracaidista de juguete en un tubo transparente y comparar su comportamiento normal y en ingravidez.
8.
La bandera. Con viento y gravedad, tiende a ondear. ¿Qué sucede si se mantiene el viento, pero se reduce o elimina la gravedad?
9-10.
Animales. Ver si, liberado de la atracción terrestre, un pájaro puede volar y cómo, en una pecera, el líquido se acumula en las paredes y el pez se queda en el centro, en el aire. (Estos experimentos dependen del visto bueno de una comisión ética.)
11.
Arquímedes. Comprobar qué pasa con una bola de acero y una de ping-pong en el agua.
EL PROYECTO
Nombre del equipo: Profesores espaciales.
Título del conjunto de experimentos: 'Ver y aprender'.
Objetivo: Hacer y grabar experimentos en microgravedad para que los escolares entiendan cómo cambia el mundo cuando la gravedad no funciona.
Asuntos pendientes: Diseño de una 'mesa especial' para los experimentos, conseguir 15.000 euros para material y viajes, y pasar los exámenes médicos.
Fecha de los vuelos: Julio.
Publicado originalmente en
'El Correo'.