A Eudald Carbonell, el estudio del pasado le sirve para reflexionar sobre el presente y el futuro del ser humano. Arqueólogo, aboga por la razón en un mundo en el que "los mitos, las creencias, continúan siendo la argamasa de los conflictos económicos y sociales". El prmiehistoriador presentó ayer en Bilbao el libro 'Los sueños de la evolución', escrito junto a la periodista Cinta Bellmunt, en un acto organizado por
Iberdrola.
-¿Hacia dónde va el ser humano?
-Es difícil decir hacia dónde vamos. Otra cosa es decir hacia dónde deberíamos ir: hacia la integración de la diversidad y la socialización de la ciencia. Si no lo hacemos, no llegaremos a tener conciencia crítica de especie y correremos peligro.
-Para usted, "atacar la diversidad es atentar contra la Humanidad".
-Efectivamente.
-Los atentados contra las Torres Gemelas fueron un ataque contra la diversidad: allí trabajaban personas de diferentes etnias, credos...
-Sí, como la guerra de Irak. Cualquier manifestación que intente destruir y no dialogar es, para mí, un ataque a la diversidad. Y se están produciendo demasiados.
-Un día hay atentados terroristas en Estambul, el siguiente en Bagdad... La situación actual no es para ser optimista.
-Es normal. Cuando las cosas no se hacen bien en el proceso de humanización, no van a ir bien.
-¿Se puede acabar con eso?
-Sí. Integrando la diversidad a través de la ciencia y de la economía. La ciencia nos hace más humanos, nos hace dueños de nuestro destino. Además, hay que conseguir que se redistribuyan los recursos y generar un nuevo orden humano basado en la conciencia crítica de que todos somos una especie.
Un único pensamiento
-Parece difícil para un mono que ha dejado de serlo hace poco.
-Somos primates poco humanizados. Aún no somos humanos. Para serlo, necesitamos liberarnos del comportamiento primate más elemental y desarrollar una forma de comportamiento inteligente en el que la cooperación y la distribución de los recursos estén por encima del individualismo.
-La Unión Europea parece un buen ejemplo de integración de la diversidad.
-Sí, es una integración real. Fíjate que empezó por una cuestión económica, como siempre. Luego se pasa a la social y a la cultural, y, por último, a la política. Siempre es el mismo proceso.
-¿Cómo estamos en España?
-Mal. ¿Por qué? Porque no se quiere integrar la diversidad. No hay ningún interés en facilitar el aporte de la riqueza que tenemos todos los pueblos de España. Tiene que hacerse ese esfuerzo porque nos beneficiará a todos.
-Lo contrario a esa integración sería la homogeneización.
-El pensamiento único. Pero ya hemos visto que no es la forma de solucionar los problemas que tiene la especie. En cambio, la integración de todos -de las economías, de las sociedades- en un pensamiento colectivo, pero que aprenda de todos, seguro que nos ayuda.
-Pero tendría que construirse a partir de un pensamiento único basado en los derechos humanos, en unos principios fundamentales comunes.
-Sería un único pensamiento, la humanización, y no un pensamiento único.
-Miles de millones de personas pasan hambre y necesidades.
-Si se socializaran la ciencia y el conocimiento, comerían. La presión que se haría en Occidente para que comieran sería mucho más fuerte que ahora. No se sensibiliza a la gente con la fe; se la sensibiliza con la razón, haciendo que sea consciente de que la especie es la misma estemos aquí o a 4.000 kilómetros. La gente sabe que un etíope y un español pertenecen a la misma especie: pero no tiene conciencia crítica de ello. Es lo que tenemos que cambiar.
-¿Cómo se mete un arqueólogo en esa guerra por cambiar el mundo?
-Porque los científicos tenemos también pensamiento social. Eso de que no lo tenemos me parece algo puramente religioso y yo no soy creyente.
-Hacer partícipe del conocimiento a la mayoría de la población no es algo que se fomente. Basta ver la televisión.
-No, no se hace. Estamos en una fase muy primitiva de la socialización de la ciencia.
Religión y evolución
-La evolución de los homínidos comenzó hace casi 7 millones de años, con 'Toumaï', que todavía no era humano.
-No, era un homínido. Los humanos aparecieron con las primeras herramientas, hace unos 2,5 millones de años.
-Stanley Kubrick unió en '2001, una odisea del espacio' esas primeras herramientas con el comportamiento violento.
-Es que no hay que olvidar que somos primates, que no hemos dejado de serlo. La competitividad genera competencia y ésta puede derivar en violencia.
-Y al primer europeo, 'Homo antecessor', se lo comieron en Atapuerca en un banquete caníbal hace 800.000 años.
-Sí. Se lo comieron porque no eran humanos. Nosotros tampoco. Es un proceso de evolución.
-¿Y hemos avanzado mucho?
-Nos hemos humanizado mucho. Lo que ocurre es que la etología primate todavía condiciona nuestra forma de agruparnos.
-Su nuevo libro recorre los últimos 50 años de historia del evolucionismo, que son los años de vida de Eudald Carbonell.
-Sí. Nací en 1953. A los cuatro años y medio, me acerqué a la evolución como aficionado y desde hace treinta lo hago como profesional.
-En ese medio siglo, ha cambiado muchísimo la historia de nuestra especie.
-Por supuesto.
-Y ha desaparecido Dios.
-Sí. Han desaparecido, de nuestra forma de entender y de cohesionar los grupos, las ideas metafísicas, míticas, y están apareciendo el pensar y el articular.
-Usted aboga por reivindicar a Charles Darwin. ¿No es un poco triste tener que hacerlo casi 150 años después de la publicación de 'El origen de las especies'?
-Piensa que yo fui educado con historias como la de Adán y Eva, más ligadas al mito que a la realidad.
-Darwin también tuvo fe.
-Partió en su viaje en el 'Beagle' como creacionista y volvió siendo evolucionista. Dejó de creer porque había empezado a pensar.
-Eso es un poco duro, ¿no?
-Es lo que pienso yo. La religión no piensa, cree. Tiene dogmas.
"HABLAR DE INMIGRACIÓN NO TIENE SENTIDO"
Eudald Carbonell dejó claro ayer que hay dos palabras que le desagradan: divulgación e inmigración. La primera por lo que tiene de desprecio hacia la gente que quiere aproximarse a cualquier rama del saber; la segunda porque el término no tiene cabida cuando se refiere a movimientos de población dentro de una misma especie, el 'Homo sapiens'. "Hablar de inmigración no tiene ningún sentido cuando se trata de simples desequilibrios demográficos".
Algo muy diferente, indica, ocurrió hace unos 40.000 años, cuando Europa estaba poblada por los neandertales, una especie inteligente que había evolucionado en el viejo continente. Entonces, llegó desde Africa otra especie, la nuestra. "Coincidieron durante unos 8.000 años y después los neandertales, los europeos, desaparecieron y quedamos sólo los africanos", explica. El porqué de la extinción de los neandertales es un enigma para la ciencia.
Partidario del espíritu crítico, de que la gente cuestione las cosas y no crea en verdades reveladas por nadie, Carbonell propone al ser humano que se incline por el método científico frente a la fe. "El método permite pensar. La fe sólo puede funcionar sin un techo explicativo. Los científicos, en general, pensamos; no creemos". Superar la crisis en la que está actualmente sumida nuestra especie únicamente se logrará, en su opinión, si se reparte la riqueza y se da una globalización desde la diferencia. "Somos una especie con más de 2.200 culturas", explica Carbonell, para quien "atacar la diversidad es atentar contra la Humanidad".
El codirector de las excavaciones de Atapuerca, donde se han encontrado útiles de hace más de 1,2 millones de años, ve con esperanza los primeros pasos del hombre en la manipulación de la vida, un nuevo paso en nuestro control del entorno. "Llegará un momento en el futuro, y no es ciencia ficción, en el que crearemos una nueva especie humana en el laboratorio. Habremos roto definitivamente con la selección natural" .
EL PERSONAJE
Eudald Carbonell nació en Ribes de Fresser (Gerona) en1953. Doctor en Geología y en Historia, es catedrático de Prehistoria de la
Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona. Codirector de
las excavaciones de Atapuerca, por lo que recibió el premio Príncipe de Asturias en 1997, desembarcó en los yacimientos de la sierra burgalesa en 1978 de la mano de Emiliano Aguirre. Es autor de numerosos trabajos científicos y de varias obras dirigidas al gran público, la última de las cuales es 'Los sueños de la evolución' (
RBA).