La
'Mars Global Surveyor' ha dado, al mismo tiempo, una alegría y un disgusto a los investigadores de la
NASA. Uno de los aparatos de la nave -el Espectrómetro de Emisiones Térmicas (TES)- ha encontrado pruebas de la presencia de la sustancia para cuya búsqueda fue diseñado, lo que es un éxito. Lo malo es que el descubrimiento contradice la idea de un planeta con océanos en el pasado, revela hoy en la revista
'Science' un grupo de científicos liderado por Philip Christensen, de la
Universidad de Arizona.
Los minerales carbonatados son un blanco importante para los planetólogos porque se forman cuando el dióxido de carbono entra en contacto con minerales y agua líquida. Por eso, se había especulado con que, de haber existido, los oceános de Marte -planeta en el que abunda el dióxido de carbono- habrían dejado tras de sí grandes depósitos de carbonatos, tal como ocurre en la Tierra.
La sonda de la NASA, en órbita del planeta rojo desde septiembre de 1997, ha detectado en el polvo marciano minerales carbonatados en una proporción que oscila entre el 2% y el 5%. "Esto demuestra que el TES puede ver carbonatos y que éstos pueden existir en la superficie de Marte", dice Christensen. La nave no ha visto grandes concentraciones regionales de carbonatos. "Creemos que las relativamente pequeñas cantidades que vemos probablemente no tiene su origen en los océanos, sino en la interacción entre la atmósfera y el polvo", añade el investigador.
Atmósfera tenue
Si en el pasado hubieran existido grandes masas de agua líquida, "las rocas que se formaron en esos presuntos océanos deberían estar en alguna parte. No estamos viendo los acantilados de Dover ni nada parecido. No estamos viendo altas concentraciones, sino un bajo nivel ubicuo. Allá donde hay polvo, encontramos la firma de los carbonatos", explica Christensen. La ausencia de grandes depósitos de carbonatos en un mundo en el que hay reservas de agua congelada apunta "a un Marte helado que siempre ha sido así, en oposición del húmedo, cálido y con océanos de algún momento del pasado".
La atmósfera marciana actual es tan tenue -6 milibares de presión frente a los 1.000 de media terrestre- que el agua congelada se evapora directamente, sin pasar por el estado líquido. Además, aunque el dióxido de carbono es un gas de 'efecto invernadero', la atmósfera marciana es demasiado tenue para atrapar el calor.
El enigma del agua marciana empezará a clarificarse tras la llegada, a finales de año y principios de 2004, de
un laboratorio europeo y
dos todoterrenos estadounidenses al planeta.