Arqueólogos israelíes han descubierto los restos de lo que podrían ser los más antiguos fuegos de campamento del mundo. Se encuentran en el yacimiento de Gesher Benot Ya'aqov, a orillas de lo que en su día fue un lago, y datan de hace 790.000 años. El hallazgo demuestra que algunos homínidos controlaban el fuego mucho antes de lo que se creía. La antigüedad de las nuevas hogueras duplica la de las primeras reconocidas hasta ahora, de hace unos 400.000 años.

El control del fuego es una de las habilidades más importantes, si no la más, de las adquiridas en la Prehistoria. Las llamas dan calor y luz, y sirven para cocinar los alimentos. Cuándo empezaron los homínidos a utilizarlas conscientemente es una incógnita sobre cuyas respuestas arqueológicas pende muchas veces la posibilidad de un incendio fortuito.

El equipo dirigido por Naama Goren-Inbar, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, anuncia hoy en la revista 'Science' que ha recuperado semillas, madera y pedernal quemados, todos de hace unos 790.000 años y que se han conservado en una zona inundada. Los restos afectados por el fuego suponen menos de un 2% del total de semillas y trozos de madera. Tan pequeño porcentaje descartaría, a su juicio, que fueran fruto de un incendio fortuito. Además, también son pocos los artefactos de piedra quemados y su concentración en zonas determinadas es interpretada por los autores como indicativo de los lugares donde hubo hogares.

"Tiene la antigüedad del nivel TD-6 de Atapuerca, donde se encontró al niño de la Gran Dolina, pero la técnica de fabricación de las herramientas es mucho más moderna", explicó ayer a este periódico Robert Sala, prehistoriador del equipo que excava en la sierra burgalesa. En Atapuerca, las pruebas más antiguas de fuego se remontan a hace entre 150.000 y 200.000 años. El campamento de Gesher Benot Ya'aqov data de hace 790.000 años y las herramientas encontradas son del tipo denominado achelense, que no llega a Europa hasta mucho después, hace unos 500.000 años.

Cruce de caminos

El enclave israelí se encuentra en un cruce de caminos entre Africa y Eurasia. "Es un yacimiento muy importante". Las pruebas de fuego presentadas hoy son "muy buenas", en opinión de Sala, quien añade, no obstante, que en los próximos meses los expertos debatirán intensamente sobre la naturaleza de los restos quemados.

Los arqueólogos no saben aún qué homínidos se calentaron en las hogueras de Gesher Benot Ya'aqov. No fueron miembros de nuestra especie porque ésta no apareció hasta hace 160.000 años, pero pudo tratarse de una forma arcaica de 'Homo sapiens', de 'Homo erectus' o de 'Homo ergaster'. Independientemente de la especie, el fuego pudo ayudar a los poseedores de la cultura achelense a imponerse en Europa hace unos 500.000 años, arrinconar a los descendientes del niño de la Gran Dolina y conquistar los ecosistemas más fríos del Viejo Continente.

Si se confirma que las primeras hogueras prendieron hace casi 800.000 años, el siguiente reto de los prehistoriadores será rellenar el vacío temporal entre el apagado de esos hogares y los fuegos de hace 400.000 años, los más antiguos de los que hay pruebas incontestables de que fueron encendidos intencionadamente.

Publicado originalmente en 'El Correo'.