El dinosaurio más grande de Europa vivió en lo que es Teruel hace entre 110 y 130 millones de años. Era herbívoro, medía de 30 a 35 metros de la cabeza a la cola y pesaba entre 40 y 50 toneladas, el equivalente a 6 ó 7 elefantes africanos. Los restos de este gigante del Cretácico salieron a la luz en mayo de 2003 en un campo de labranza de la localidad turolense de Riodeva y ayer se presentó en sociedad uno de sus húmeros. El hueso del antebrazo mide 1,78 metros de largo y es el más grande de este tipo hallado en el mundo.

"El tamaño del húmero no implica que estemos ante el dinosaurio más grande del mundo", puntualizó ayer a este periódico Luis Alcalá, director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel. El gigante entre los gigantes es, de momento, 'Argentinosaurus', otro herbívoro "cuyo húmero no ha aparecido, pero que se calcula que mediría 1,81 metros". El dinosaurio turolense -que pertenece a una nueva especie y aún no ha sido bautizado- fue el de mayor tamaño del supercontinente de Laurasia, que en el Cretácico incluía Europa, Norteamérica y Asia.

El entorno en el que vivió era muy diferente del Teruel actual. "Hace 130 millones de años, la línea de costa estaba muy próxima, porque el territorio de lo que hoy es la Comunidad Valenciana estaba sumergido", explica Alcalá, director de las excavaciones. La región de Riodeva era "una zona deltaica de transición entre el medio continental y el marino. Era una marisma surcada por canales fluviales". Cocodrilos, peces, dinosaurios herbívoros y otros carnívoros de pequeño tamaño compartían el entorno con el ahora descubierto.

El animal -de largo cuello y cola, y cabeza proporcionalmente pequeña- caminaba a cuatro patas lenta y pesadamente por un mundo sin hierba ni flores -aparecieron millones de años después-, pero "con vegetación muy exuberante", compuesta de helechos, coníferas, gimnospermas... El clima, más caluroso y húmedo que hoy en día, no era tan estacional como el actual. Los paleontólogos atribuyen a los saurópodos -los dinosaurios a cuya familia pertenece el de Riodeva- hábitos gregarios. "Lo más probable es que hubiera manadas, pero no parece que fuera muy común que un individuo viviera el tiempo necesario para alcanzar las dimensiones de éste, ya que se han encontrado muy pocos restos en todo el mundo", indica Alcalá.

"Sitio lleno de huesos"

El yacimiento de Barrihonda, situado al sur de la Cuenca del Maestrazgo, fue identificado en mayo del año pasado y tiene unos 400 metros cuadrados de superficie, de los que sólo se ha excavado una pequeña parte. "Tiene el aspecto de un sitio lleno de huesos", destaca el paleontólogo. Como se trata de un antiguo campo de cultivo, los restos situados en la superficie están destrozados por las labores agrícolas y han tenido que ser restaurados en el laboratorio.

Nueve meses de trabajo de los siete paleontólogos dirigidos por Luis Alcalá se han plasmado en la recuperación de una pata delantera casi completa -el húmero, el radio, la ulna (el cúbito en humanos), las falanges y los metápodos-; de fragmentos de una pata trasera -restos del fémur, la tibia, la fíbula (el peroné en humanos), los metápodos y las uñas-; y algunas vértebras, costillas y parte de la cadera.

Los trabajos continuarán sobre el terreno a la caza de piezas clave como el cráneo. "No sabemos si está ahí o no -reconoce el responsable del proyecto-. Pueden haber pasado tres cosas: que no se fosilizara, que se fosilizara y la erosión lo destruyera después o que esté en el terreno". El húmero, que se encontró muy fragmentado y ha sido reconstruido, "nos sirve de referencia a la hora de comparar los esqueletos de diferentes ejemplares". El más grande de los húmeros descubiertos hasta ahora, el del dinosaurio egipcio 'Paralititan', mide 1,69 metros, nueve centímetros menos que el turolense.

Alcalá llamó la atención ayer sobre la riqueza del yacimiento de Barrihonda y de otros cercanos, y pidió apoyo económico para unos trabajos que pueden dar "resultados espectaculares". Dos campañas de excavación -de mayo a junio y de octubre a diciembre de 2003- han desenterrado un nuevo dinosaurio, cuya reconstrucción se expondrá en un futuro en el parque paleontológico Dinopolis.


EL TERRITORIO DEL PRIMER 'LAGARTO TERRIBLE' ESPAÑOL

Teruel es tierra de dinosaurios. En esa provincia se descubrieron a mediados del siglo XIX los primeros restos de estos animales en nuestro país. La primera especie española no fue, sin embargo, descrita hasta 1987. Es el 'Aragosaurus', el lagarto de Aragón. Sus restos se encontraron en Galve, una zona especialmente rica en la que también hay yacimientos de icnitas, huellas de dinosaurios.

'Aragosaurus' es también un saurópodo, un miembro de la misma familia que el dinosaurio descubierto por los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel. Pero sus dimensiones son mucho más modestas -unos 18 metros de largo- y de él sólo se han encontrado huesos aislados. Otra posible especie nueva -los fósiles todavía están en estudio- se descubrió hace siete años en Peñarroya de Tastavins, en un lugar que, en tiempos de los dinosaurios, acabó sumergido bajo el agua. Los huesos del animal fueron colonizados por invertebrados marinos, convirtiéndose en un 'dinosaurio arrecife'.

Hasta el momento, más de veinte municipios turolenses han proporcionado fósiles, cáscaras de huevos y huellas de los gigantes de la Prehistoria.


"ESPAÑA ES UN PAÍS CON BASTANTES RESTOS DE DINOSAURIOS"

La tradición paleontológica española se remonta al siglo XIX, cuando se encontraron los primeros restos de dinosaurios en Teruel. Para que algo así ocurra, los estratos geológicos de hace más de 65 millones de años que contienen la historia de los animales más grandes que han andado por la Tierra tienen que aflorar a la superficie, salir de las profundidades. Eso sólo pasa cuando se forman montañas o chocan placas.

"España es un país con bastantes yacimientos de dinosaurios", afirma Luis Alcalá, director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel. Nuestro país se divide, desde el punto de vista de los restos de dinosaurios, en dos: "La mitad este de la Península tiene terrenos propicios para estos hallazgos; la mitad oeste, no". Teruel está en la zona rica. De ahí la gran cantidad de huesos, huellas, dientes, coprolitos y cáscaras de huevo que se han encontrado en el último siglo y medio.

Los fósiles se han recuperado, sobre todo, en Castellón, Cataluña, Cuenca, Valencia y Teruel, provincias en las que se han encontrado tanto huesos como huellas de estos animales. Las pisadas -que reciben el nombre técnico de icnitas- pueden verse también en Asturias, Soria y La Rioja. En esta última comunidad autónoma, la 'ruta de los dinosaurios' se percibió como gancho de atracción turística muchos años antes de la 'fiebre jurásica' provocada por Steven Spielberg y Michael Crichton en 1993.

Publicado originalmente en 'El Correo'.