China intentará poner a un hombre en órbita entre el miércoles y el viernes. Lo ha anunciado la agencia oficial de noticias Xinhua, que no ha revelado, sin embargo, la identidad del Gagarin amarillo. Sólo se sabe que el futuro héroe popular es un experimentado piloto militar de 30 años, que acumula más de mil horas de vuelo, mide 1,70 metros y pesa unos 65 kilos. En ese retrato robot encajan los catorce takionautas que se entrenan desde hace seis años para llevar al gigante asiático a las estrellas y se encuentran ya en el Centro Espacial de Jiuquan, en el desierto de Gobi.

El despegue de la cápsula 'Shenzhou 5' ('nave divina') en lo alto de un cohete 'Long March II F' será emitido en directo por la Televisión Central China. La nave completará catorce órbitas a la Tierra antes de caer, veintiuna horas después, en Mongolia interior. Hasta hace pocos días se creía -el secretismo que rodea el proyecto ha hecho que los rumores se hayan disparado en los últimos meses- que el vuelo iba a durar sólo noventa minutos. Sea como sea, si todo sale bien, China se convertirá la próxima semana en el tercer país capaz de organizar misiones tripuladas tras la desaparecida Unión Soviética y Estados Unidos.

El primer 'takionauta' viajará mucho más cómodo que Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961. La 'Shenzhou 5' -una réplica de la cápsula 'Soyuz' rusa en la que Pedro Duque viajará hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) el fin de semana próximo- dispone de sitio para tres tripulantes, pero dos de los asientos estarán vacíos. Además, cuando tenga la Tierra bajo sus pies -entre 200 y 350 kilómetros de distancia-, el astronauta podrá sentirse como en casa: nada de pastilla embutidas en tubos de los que sorber; según han adelantado varios medios de comunicación chinos, el menú espacial estará compuesto por pollo troceado con cacahuetes y cerdo al ajillo, regado todo ello con té verde.

Las autoridades de Pekín, que han invertido 1.000 millones de euros en el desarrollo de su programa de vuelos tripulados, aseguran que sus objetivos son pacíficos. "China nunca ha participado ni participará en una carrera de armamentos en el espacio", dijo el jueves la portavoz del Ministerio de Exteriores, Zhang Qiyue. Sin embargo, el primer astronauta -que llevará un kilo de semillas para un experimento científico- irá armado. Llevará una pistola, un cuchillo y otras "armas defensivas" para hacer frente a los animales peligrosos o a posibles enemigos con los que pueda toparse tras el aterrizaje.